Baile de Negras…
 |
| Antigua vestimenta de Las Negras |
Una tradición que data de tiempos inciertos y que nació según cuentan como una sátira por parte de los indios, al sentirse relegados en las fiestas del pueblo, cuando sus indias preferían bailar con los españoles de ojos claros y no con ellos. A raíz de esto los indígenas, a modo de protesta, empezaron a pintarse la cara de negro, vestirse de mujer y bailar entre ellos.
Don Santiago Altamirano, historiador del pueblo nos cuenta que “las noches de tertulia, al calor de la chicha fermentada, era la ocasión propicia para que el indio se trasformará en mujer e invitará a otro de su mismo sexo a danzar”.
Esta es solo una de las tantas versiones que se conocen sobre el origen de este cautivador baile.
Cultura y tradición…
Motivados únicamente por el amor a sus raíces, Carlos René Cruz, Ramón Cortes y René Guzmán, son solo tres de las decenas de masayas que aman, sienten y viven esta tradición, motivados por el amor a la cultura local y los aplausos llenos de admiración de quienes les siguen cada noviembre en un recorrido de hasta 16 horas por las calles de un pueblo empeñado en perpetuar sus costumbres y tradiciones.
En sus inicios los grupos o clanes estaban compuestos por cuatro parejas de bailarines, al sol de hoy cada grupo decide el número de integrantes. Las Negras y sus Viejos bailan en un promedio de 30 casas al son del “piano indígena”, (a como los masayas llaman a la marimba), a cargo de tres folcloristas: el marimbero, guitarra y guitarrilla.
 |
| Bailarines en las calles de Masaya. |
“El baile de negras es un arte”, nos dice Ramón, mientras nos explica que este no es cualquier baile, sus integrantes (todos hombres) además de bailarines son actores interpretando a damas y caballeros españoles, y que deben ante todo respetar e interiorizar su papel de damas y caballeros refinados y altivos.
El compromiso es tal que cada grupo establece sus reglas, en el caso del grupo “Baile de Negras, Reseñas y Costumbres” fundado hace ocho años por el bailarín y diseñador Carlos René Cruz, el día del baile no es permitido tomar y tampoco descubrir sus rostros frente al público, pues según él a la gente le atrae el misterio de no saber la identidad del bailarín y es parte del show.
Y esto no es todo, el gasto monetario al que se someten los bailarines es algo de admirar, pues aunque en promedio un bailarín gasta - como mínimo - C$16,000 córdobas en el caso de La Negra y de C$ 10,000 en el caso del Viejo, lo que incluye: indumentaria, pago de marimba y ensayos, los trajes no debe repetirse por ninguna razón, ni el siguiente año ni cinco años después, pues según cuentan nuestros entrevistados, los masayas tienen un ojo bastante crítico.
Para Carlos René la hora de vestirse es todo un ritual, “arreglarme me toma aproximadamente dos horas, ese día para mi soy una dama, y me comporto como tal, debemos tener precisión en los movimientos, y actitud elegante”.
Más allá del estereotipo…
En Masaya, esta expresión artística se vive libre de prejuicios lo que sorprende a muchos espectadores es que esta tradición ha quebrantado esquemas y estereotipos en una sociedad machista y conservadora. El Baile de Negras, en donde un varón interpreta un papel femenino, ha venido rompiendo poco a poco un modelo de conducta arraigado en nuestra sociedad.
Según René Guzmán, quien proviene de una familia tradicionalista en el Baile de Negras, le enorgullece dar continuidad a lo que ha venido haciendo desde hace muchas décadas atrás su bisabuelo, abuelo, tíos y su papá, quienes le heredaron el amor y el orgullo por esta tradición.
Alexa de 9 años hija de René, atesora con orgullo una revista de Magazine edición Diciembre 2015 en la que cuentan la trayectoria de su padre en su papel de La Negra, que ya este noviembre suman 19 años. Esta niña a su edad entiende que es parte de una expresión cultural de la que su padre es protagonista, y por ello presume orgullosa entre sus compañeros de escuela la revista.
Sin lugar a duda Masaya ha sabido mantener viva su cultura.
